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La iniciativa nace a partir de observar cómo las condiciones inadecuadas de accesibilidad en las viviendas sociales dificultan la movilidad y el desarrollo de actividades de la vida diaria de las personas mayores, afectando su autonomía, lo que con frecuencia los obliga a dejar sus hogares y sus comunidades, generando en ellos desarraigo y, consecuentemente, un impacto emocional.