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Respecto de aspectos patrimoniales, arquitectónicos y urbanísticos, creo que se han dado suficientes argumentos como para rebatir la presencia del nuevo centro comercial en Castro, en la Isla de Chiloé. Claramente, aquí han pesado más los argumentos económicos que los patrimoniales. Se dice que los centros comerciales traen progreso y fuentes de trabajo para las regiones. Se dice que las ciudades pequeñas necesitan reactivar sus economías, tener acceso a nuevos puestos de trabajo, bienes y servicios. ¿Quién podría estar en contra de eso? Pareciera ser sólo una acusación egoísta que no piensa en las necesidades de la gente. En esa misma línea, el 2 de Marzo el arquitecto Pablo Allard dijo a la Tercera: "nadie niega los beneficios de un mall en términos de empleo y comercio¿. Ante tamaña afirmación de implícito respaldo, creo que es responsable decir lo contrario:¡varios niegan los supuestos beneficios que generan los centros comerciales en términos de empleo!