La pandemia, sin duda, ha significado un tremendo sufrimiento para Chile y la humanidad. Al daño en vidas humanas se ha sumado la pérdida de trabajos, que, en concreto, son los ingresos que para algunas/os implica no tener alimentos sobre su mesa, al menos mientras no exista una renta universal. A esta crisis sanitaria y económica se suma la crisis ambiental global que arrastramos desde hace décadas.
Hoy se habla de la reactivación, de recuperarse, de volver a la normalidad, de planes ambiciosos de gasto fiscal, generación de empleos, planes keynesianos de recuperación, acompañados de palabras altisonantes como justicia, unidad, vivir sano, desarrollo verde, sustentable y amistoso con la naturaleza, entre muchas otras. Sin embargo, llama la atención que en un mar de palabras agraciadas, Chile no haya suscrito el Acuerdo de Escazú, tratado colectivo al interior de nuestra región el que protege a líderes ambientales.
A diferencia de la crisis económica de 1929, cuando los estados y las sociedades tuvieron momentos muy difíciles luego del colapso del comercio y del sistema financiero internacional e incluso inestabilidad política -como ocurrió en Chile- esta vez se plantea que esta recuperación sea “verde”, es decir, que también entregue soluciones a la situación ambiental global que estamos viviendo. en otras palabras, considerar problemas como el cambio climático o la pérdida de biodiversidad global, sin sacrificar el potencial de crecimiento y desarrollo. En principio, nadie podría estar en desacuerdo, con que, esta vez sí consideremos los cambios planetarios que estamos produciendo, que esta vez sí seamos sustentables. Sin embargo, observamos con preocupación cómo se está desarrollando esta idea en Chile.
Primero, en nombre de lo verde se reposicionan sectores económicos que son, justamente, los más cuestionados en términos de legitimidad por sus prácticas sociales y ambientales. En nombre del desarrollo verde, sustentable y amistoso con la naturaleza aparecen los denominados sectores estratégicos como, salmonicultura, el sector forestal y la agroindustria. La retórica de lo verde genera una falsa idea: una reactivación económica reinventada. El sector forestal, por ejemplo, se ha declarado estratégico, porque se produce pulpa de celulosa, que es utilizada para hacer mascarillas, que normalmente se producen en China. Pero, además, se ve al sector forestal como mitigador del cambio climático, por estar basado en árboles, que secuestran carbono, aunque estos árboles, luego sean talados. El sector de la salmonicultura también hace llamado a ser considerado estratégico, por su rol en la provisión de alimentos, pese a que exporta casi el 100% de su producción, por ende su impacto sobre la situación alimentaria nacional es marginal, pero sus efectos en la propagación del contagio en zonas rurales es alta.
En el sector agroexportador se han degradado suelos, eliminando vegetación nativa para acoger el “oro verde” de la producción latinoamericana: la palta o aguacate. Sin embargo, ¿cuántos de ustedes se han cuestionado cómo este producto reproduce la desigualdad y pone en cuestión la crisis alimentaria? La palta, entre otros productos agroexportables (uva, arándanos, cerezas y ciruelas) en valles cómo Azapa, Elqui, Ovalle, Colchagua, por nombrar algunos, concentran mano de obra mayoritariamente inmigrante, mal remunerada y en condiciones precarias, lo que exige cuestionarnos también, cómo la reactivación verde en tanto, supuesto motor de crecimiento y desarrollo adolece de garantías en materia de derechos humanos. La reactivación verde en cualquier sector económico debe garantizar la seguridad alimentaria, en términos de disponibilidad de acceso y producción de alimentos tanto para los pequeños productores, trabajadores agrícolas, y consumidores urbanos de bajos ingresos. Resulta preocupante también cómo en nombre de la reactivación verde y la seguridad alimentaria se marginaliza a las comunidades rurales y se vulneran los derechos de trabajadores, especialmente inmigrantes que no tienen condiciones laborales dignas.
Si la reactivación verde tiene en el centro del debate la seguridad alimentaria, cabe preguntarse: ¿Cómo facilitaremos la participación de los diferentes sectores y comunidades para asegurar la producción, disponibilidad y acceso a los alimentos? ¿Cómo se normalizará la inocuidad de los alimentos, preocupándonos también de los trabajadores y de sus condiciones laborales?
En segundo lugar, observamos que para acelerar la inversión verde se están reduciendo regulaciones ambientales. Nos preocupa la discusión actual y los proyectos pilotos anunciados por el Ministerio de Medio Ambiente, para reemplazar los canales de participación ciudadana presenciales, considerados ya como insuficientes, por modalidades online, en contextos en los cuales la brecha digital es severa, para así hacer avanzar los proyectos ingresados al SEIA sin las revisiones y observaciones ciudadanas.
Tercero, los planes de estímulo implicarán un gasto estatal, esperamos que este gasto se haga con criterios de responsabilidad socio ambiental en un horizonte de largo plazo. Desconocemos, cómo se adaptarán los instrumentos financieros para la agricultura, salmonicultura y forestal y en qué tiempos. Por ejemplo cabe preguntarse ¿Cómo la agenda política se entrelaza con otros dominios de política en materia de seguridad alimentaria, suministro de energía, infraestructura hídrica, protección ambiental, ley migratoria, y apoyo a las comunidades? La cuenta pública ni las políticas ni programas observados evidencian cómo trabajan intersectorialmente e interinstitucionalmente la reactivación verde.
En base a los tres planteamientos expuestos nos surgen dudas sobre la real naturaleza de la reactivación “verde”, ya que como se está presentando hasta ahora se anticipará una intensificación de una economía extractiva derivando en más pobreza en el largo plazo. Con lo cual, estaríamos nuevamente resolviendo problemas en la urgencia, sin criterios de sustentabilidad económica, ambiental ni social.
Sobre los autores
Acerca de RIEP
La Red Investigadores en Ecología Política, es un espacio de discusión y encuentro interdisciplinario integrado por académicas y académicos de distintas universidades Chilenas, que busca generar de reflexión académica colectiva y acciones de encuentro con la sociedad sobre temáticas de ecología política. La red, se define como un espacio abierto, colaborativo y horizontal.
Daniela Manuschevich es profesora asistente en la Universidad de Chile, de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo (FAU), del Departamento de Geografía. Tiene un Doctorado en Environmental and Natural Resources Policy and Management, de la Universidad Estatal de Nueva York (SUNY-ESF). Estudia cómo los seres humanos hemos cambiado el paisaje desde bosques nativos a plantaciones forestales y agricultura, y cómo esto puede afectar nuestro futuro. Ha trabajado con campesinos en regiones forestales, así como también en modelamiento espacial y servicios ecosistémicos, con el aporte de un proyecto FONDECYT. Su interés general de investigación es la integración de las ciencias sociales y naturales, en busca de soluciones concretas, sistémicas y justas para los problemas ambientales desde una perspectiva integrativa.
Yasna Contreras, Es profesora asociada de la FAU, del Departamento de Geografía, Universidad de Chile. Docteur Sciences du temps et de l´espace. Université de Poitiers, Francia y Doctora en Arquitectura y Estudios Urbanos (PUC). Investigadora del Fondecyt Regular N°1171722, “Geografías del acceso a la vivienda para inmigrantes latinoamericanas y del Caribe”; Co-investigadora del Fondecyt Regular N°1201054, “Migraciones y Zona Franca: Empresarios, comerciantes y trabajadores extranjeros en la historia de ZOFRI desde 1975 hasta hoy" (investigadora principal Dra. Marcela Tapia) y coordinadora del Núcleo Urban Inequalities de la Universidad de Chile – Uppsala University, Suecia (VID). Sus temas de investigación son: Habitar Migrante, Ecofeminismo y migración, Trayectorias y Conflictos Socioterritoriales.
Beatriz Bustos es profesora asociada en la FAU, del Departamento de Geografía de la Universidad de Chile. Tiene un Phd en Geografía y un Master en Administración Pública de la Universidad de Syracuse, además de un Máster en Antropología, Universidad de Chile. Su investigación se centra en la intersección entre economías rurales y la geografía del desarrollo. Desde la ecología política, estudia la tensión entre paisajes locales dotados de recursos naturales y las políticas nacionales que definen su explotación. Está particularmente preocupada por las consecuencias de esas políticas para el desarrollo local y la justicia social.
Caroline Stamm es profesora asistente del Instituto de Estudios Urbanos y Territoriales, de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Doctora en Ordenamiento territorial y Urbanismo de la Universidad Paris-Est / Instituto Francés de Urbanismo, su investigación se enfoca en el análisis de los conflictos socio-ambientales urbanos, la gobernanza territorial y la participación ciudadana en Chile. Es investigadora responsable del proyecto FONDECYT “Conflictividad socio-ambiental en la ciudad post-política. Análisis de los procesos de producción del medio ambiente urbano en Santiago de Chile”.
Mauricio Folchi, es académico del Departamento de Ciencias Históricas de la Universidad de Chile, Doctor en Historia Económica por la Universidad Autónoma de Barcelona, especialista en Historia Ambiental y Estudios Socioambientales. Sus líneas de investigación principales son historia ambiental (minería, energía y silvicultura) y el análisis de los conflictos ambientales. Actualmente es Director del Núcleo Interdisciplinario de Estudios Socioambientales (NIES). Ha sido profesor visitante en la Universitat Pompeu Fabra (Barcelona), en la Universidad Autónoma de Barcelona, en la Universidad de Caldas (Colombia) y en la Universidad Nacional de Costa Rica, donde ha impartido cursos de Historia Económica, Historia Ambiental, Ecología Política e Interdisciplinariedad.
Daniela Escalona Thomas, es profesora de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano. Doctora en Geografía de la Pontificia Universidad Católica de Chile, 2020, Tesis: Visiones de desarrollo y narrativas de resistencia. Prácticas y discursos del conflicto ambiental en contextos del extractivismo minero. Tesista doctoral (FONDAP) Centro de Estudios Interculturales e Indígenas–CIIR de la Pontificia Universidad Católica de Chile, la Universidad Diego Portales y la Academia de Humanismo Cristiano. Actualmente se desempeña como docente del Magister Desarrollo Sustentable de Ambientes y Territorios. En el marco de la Ecología Política, trabaja sobre narrativas de desarrollo, lenguajes de valoración y alternativas al desarrollo en contextos de extractivismo minero.
Daniella Gac, es Doctora en Ciencias Sociales – Universidad de Chile; Magíster en Desarrollo Urbano – PUC; y, Socióloga – Universidad ARCIS. Actualmente se desempeña como investigadora y académica del Centro de Estudios del Desarrollo Regional y Políticas Públicas de la Universidad de los Lagos (CEDER) de la Universidad de los Lagos. Sus principales áreas de investigación son la sociología agraria y su impacto en las nuevas configuraciones territoriales de los espacios agrarios globalizados, la transformación del sujeto rural, la inclusión y exclusión social en los territorios rurales, movilidad cotidiana en territorios no metropolitanos y la seguridad alimentaria en América Latina. Actualmente es investigadora adjunta del Núcleo Milenio MOVYT.