La jornada se inició con las palabras del Decano de la FAU, Prof. Manuel Amaya, quien felicitó al Prof. Mauricio Vico por su nueva publicación y el importante trabajo de investigación realizado. La máxima autoridad de la FAU destacó la presencia de Alejandro “Mono” González, artista visual recientemente galardonado con el Premio Nacional de Artes Plásticas 2025.
“No podemos dejar de reconocer este importante logro. El Mono González es parte viva de nuestra historia visual y política”, señaló el Decano, recordando además la reciente participación del artista en la Feria Internacional del Libro Universitario (Filuni) de México, donde desarrolló un mural que fue, en palabras de Manuel Amaya, “uno de los hitos más aplaudidos del encuentro”.
La actividad, que contó con la presencia además de la Vicedecana Carmen Paz Castro, continuó con la presentación de Jenny Abud, académica de la Escuela de Pregrado de la FAU y editora de Ediciones Fulgor, quien introdujo el contexto del proyecto y la relevancia del formato elegido.
“Cada publicación es un acto de lectura, y en ese sentido queremos rendir homenaje a las distintas formas en que se puede leer y difundir conocimiento”, explicó. “En Ediciones Fulgor trabajamos temas vinculados al diseño y al patrimonio gráfico, y esta cartilla de Mauricio Vico es un ejemplo de cómo el soporte mismo también comunica”.
La investigadora explicó que el proyecto nace de un estudio interno sobre las tipologías editoriales y los distintos modos de publicación. “Estamos acostumbrados a llamar ‘libro’ a todo lo que se imprime y encuaderna, pero existen muchas otras formas de publicación”, señaló. Una de ellas, la cartilla, emergió como un objeto fundamental para comprender la historia gráfica y política de Chile.
La cartilla: soporte popular y memoria impresa
El concepto de cartilla —explicó Abud— tiene una larga tradición en América Latina. Desde mediados del siglo XX, este formato breve y de bajo costo se convirtió en una herramienta de educación, propaganda y organización social.
“Las cartillas históricamente han estado muy presentes en nuestros países como soportes de contingencia y difusión, especialmente durante la Unidad Popular”, relató. “Eran materiales fáciles de leer, de imprimir y de circular, pero contenían mensajes profundamente significativos de su época”.
Durante la dictadura, agregó, las cartillas adquieren otro matiz. “Se transformaron en vehículos de resistencia, de información alternativa, producidas desde la informalidad y el riesgo. Ese tránsito —del soporte estatal al independiente— refleja también cómo el diseño gráfico se vuelve una herramienta política y emocional”.
Diálogo entre arte y política
El lanzamiento incluyó la participación de Alejandro “Mono” González, quien ofreció una reflexión sobre la relación entre el arte, el diseño y la acción política. El muralista compartió su experiencia y también algunos afiches originales, los mismos que fueron obsequiados al público asistente.
“El afiche y la cartilla no sólo comunican, también convocan y construyen memoria colectiva”, afirmó González. “Por eso siguen siendo soportes vivos, capaces de dialogar con las nuevas generaciones”.
El artista relató su trayectoria y la relación entre mural, afiche y propaganda. “Mi escuela es la calle”, afirmó. “Ahí aprendí que la letra se transforma en imagen, que el papel impreso puede ser una bandera, una denuncia o una invitación a soñar”.
Alejandro González recordó cómo en los años de la Unidad Popular el arte visual se vinculó estrechamente con la educación popular y la movilización social. “Pintábamos murales con mensajes como ‘Los niños nacen para ser felices’. La gente arrancaba los afiches de las murallas para llevarlos a sus casas. Así la gráfica empezó a entrar en los hogares: se transformó en memoria doméstica”.
El artista también trazó un puente con el presente: “Hoy el papel vuelve a tener fuerza. En el centro de Santiago ya no hay muros disponibles, así que el afiche vuelve a ocupar la calle. Es un medio inmediato, contingente, ideológico. Es respuesta y provocación”.
Durante su intervención, el artista mostró ejemplos de afiches creados durante el estallido social y reflexionó sobre la importancia de mantener vivo el oficio. “El afiche no es sólo diseño: es comunicación, ideología, coyuntura e historia. Debe reaccionar a los acontecimientos, no llegar tarde. Hay que provocar conversación y cambio”.
González también abordó la dimensión material del trabajo gráfico: la elección del papel, los formatos, las redes de imprenta y distribución. “Hoy imprimir un afiche grande es casi un acto de resistencia, porque el mercado gráfico está dominado por la publicidad comercial. Pero seguimos haciéndolo, como una continuidad de las brigadas muralistas y de la gráfica de la resistencia”.
El afiche político como memoria y herramienta
En su presentación, Mauricio Vico agradeció la presencia de estudiantes, académicos y colegas, y profundizó en su investigación sobre la historia del diseño gráfico chileno. “Este trabajo no busca cerrar un relato, sino abrirlo”, afirmó. “La historia del diseño en Chile —y especialmente del afiche político— es fragmentaria, incompleta. Hay nombres, obras y procesos que aún están por descubrir”.
Vico explicó que su investigación partió en los años 2000, cuando apenas existían registros sistemáticos sobre el tema. “No había libros sobre la historia del diseño chileno, menos aún sobre el afiche político. Muchos trabajos eran anónimos, colectivos, o fueron destruidos. Recién en los últimos años, con los archivos digitales, se han recuperado piezas de la gráfica de la resistencia”.
El académico enfatizó que el afiche no solo refleja la historia visual del país, sino también su evolución tecnológica, cultural y política: “En los afiches podemos leer la historia de Chile: los cambios de imprenta, de papel, de mensaje y de tono. Cada época deja su huella”.
Sobre la vigencia del género, Vico fue categórico: “El culto al afiche no se ha perdido. Aunque todo parece digital, el papel sigue teniendo valor testimonial. El libro físico, la impresión, el diseño artesanal generan un discurso propio: son prueba, archivo y memoria”.
Asimismo, el diseñador agregó que “el afiche político enseña, moviliza y construye ciudadanía”. Por ello, la cartilla busca ser también una herramienta pedagógica para nuevas generaciones de diseñadores y comunicadores: un manual breve sobre cómo pensar, crear y producir afiches con contenido y conciencia histórica.
En palabras del autor: “Queremos que los jóvenes comprendan que un afiche no sólo informa: propone, interpela, resiste. Que aprendan a usar la gráfica como lenguaje político, como voz pública”.
Un cierre con memoria y futuro
Entre aplausos y preguntas, el encuentro cerró con una sensación compartida: la urgencia de volver a mirar el papel, el muro y la calle como espacios de expresión y pensamiento. “El diseño también tiene responsabilidad social”, recordó Jenny Abud. “Publicar es tomar posición”.
La Cartilla del afiche político en Chile no sólo recupera una tradición editorial olvidada, sino que pone sobre la mesa una pregunta que atraviesa generaciones: ¿cómo diseñar imágenes que no sólo decoren, sino que transformen?
Al finalizar el público pudo recorrer un catálogo completo de Ediciones Fulgor, disponible en el hall del auditorio, y adquirir la cartilla a un precio especial. La editorial también dispuso tres ejemplares de regalo distribuidos de manera sorpresa entre los asistentes.
Revisa acá el video completo del lanzamiento: