La reunión se realizó en el marco del proyecto FIDOP “Sistematización de métodos de investigación en arquitectura aplicables en docencia de pregrado”, financiado por el Departamento de Pregrado de la Universidad de Chile y liderado por los profesores del Departamento de Arquitectura Mauricio Loyola, Felipe Corvalán, Beatriz Coeffe y Pedro Soza.
La mesa de conversación estuvo orientada a reflexionar sobre la relación entre investigación y proyecto en la enseñanza de la arquitectura y los desafíos que ello implica para la formación de estudiantes de pregrado.
Durante la sesión, se argumentaron y debatieron diversos puntos de vista respecto a la especificidad de la investigación en arquitectura en comparación con otras disciplinas, a la naturaleza de la investigación proyectual, y a las tensiones que emergen al intentar articular el ejercicio proyectual con investigación disciplinar en arquitectura.
En el marco de la enseñanza de la arquitectura, la relación entre investigación y proyecto sigue siendo un campo de interrogación activa. Las tensiones que emergen al intentar articular el trabajo proyectual con las formas tradicionales de producción de conocimiento fueron el eje de una reciente conversación académica, en la que distintas voces coincidieron en la necesidad de revisar críticamente los métodos de enseñanza y los marcos epistemológicos desde los cuales se piensa la investigación en arquitectura.
Uno de los puntos de partida del debate fue la constatación de que, en muchas escuelas, la investigación se enseña desde marcos teóricos heredados de las ciencias sociales o la historia, sin una articulación clara con los modos propios de operar del proyecto arquitectónico. Esto no solo produce una desconexión metodológica, sino que refuerza la idea de que investigar es una práctica ajena a las herramientas del diseño —como el croquis, la maqueta o la representación gráfica—, reduciendo la capacidad de los y las estudiantes para integrar la reflexión crítica en el proceso proyectual.
A partir de esa observación, se cuestionó la supuesta distancia entre creación e investigación. Desde una mirada más cercana a las artes, se propuso que la ideación y el pensamiento creativo pueden ser entendidos también como formas válidas de producción de conocimiento. Esta perspectiva plantea que el acto de proyectar no solo resuelve problemas formales o funcionales, sino que también formula preguntas, explora hipótesis y construye miradas sobre lo posible. Así, se abre la posibilidad de considerar la creación proyectual como una práctica investigativa en sí misma.
Sin embargo, esta idea no fue compartida por todos los enfoques presentes. Desde una visión más crítica, se argumentó que el proyecto y la tesis académica responden a naturalezas distintas. Mientras la investigación científica se rige por criterios de verificabilidad, sistematicidad y replicabilidad, el proyecto arquitectónico construye modelos operativos sin necesariamente generar conocimiento transferible en términos académicos. Se señaló además que, en la práctica, los estudiantes no siempre logran aplicar lo aprendido en investigación al momento de diseñar, lo que refuerza la idea de una separación estructural entre ambos ámbitos.
Frente a esa postura, surgieron argumentos que reivindican la posibilidad de que el proyecto funcione también como método de investigación. Si bien se reconocen las diferencias entre el quehacer proyectual y la investigación tradicional, se planteó que el diseño puede ofrecer un marco de indagación propio, en el que el conocimiento surge a partir del proceso creativo, la toma de decisiones y la confrontación con restricciones contextuales. Esta forma de investigación proyectual, si bien distinta en sus fundamentos, podría constituirse como un aporte legítimo al campo académico.
En este mismo sentido, se hizo notar que la práctica proyectual aún no es reconocida plenamente como una vía de producción de conocimiento dentro de las estructuras institucionales. La investigación sigue estando regida por modelos heredados de las ciencias, lo que deja fuera formas especulativas, exploratorias o procesuales que son propias del trabajo en arquitectura. El desafío entonces consiste en diseñar metodologías capaces de reconocer al proyecto no solo como objeto de estudio, sino también como procedimiento, es decir, como forma activa de producción intelectual.
A pesar de las dificultades para establecer un lenguaje común entre investigación y proyecto, algunos enfoques apuntaron a la potencialidad de esa diferencia. Mientras que la investigación busca comprender lo existente, el proyecto se orienta hacia lo que aún no ha sido formulado. En ese desfase se abre un espacio fértil para pensar en modos de conocimiento que no se inscriben en la lógica empírica ni en la estrictamente teórica, sino en una práctica anticipatoria que explora posibilidades.
Finalmente, se abordó el impacto de las estructuras institucionales y del sistema universitario en la manera en que se entiende y se enseña la investigación. Las exigencias de productividad, acreditación y validación académica han reforzado la necesidad de formar investigadores en todos los niveles, muchas veces sin considerar que no todos los estudiantes están llamados a seguir ese camino. En ese sentido, se subrayó la importancia de preservar también una formación centrada en el proyecto, que valore la creación arquitectónica como un fin en sí mismo, sin forzarla a adaptarse a marcos externos a su propia lógica.
En conjunto, la conversación dejó en evidencia la necesidad de seguir repensando los modos en que se enseña a investigar en arquitectura, considerando la especificidad del proyecto como forma de conocimiento. El desafío es construir marcos metodológicos que integren pensamiento y creación, exploración y rigor, y que formen profesionales capaces de operar tanto en el ámbito académico como en el campo proyectual desde una mirada crítica, reflexiva y situada.
La mesa evidenció tanto las tensiones como las oportunidades que ofrece la relación entre proyecto e investigación, dejando en claro la necesidad de seguir reflexionando sobre metodologías situadas que respondan a las especificidades del campo arquitectónico y que permitan enriquecer la formación de las y los futuros profesionales.