Día Mundial sin Auto: Especialistas explican los beneficios de optar por alternativas para transportarse en la ciudad

Día Mundial sin Auto: Especialistas explican los beneficios

Además de ser una medida amigable con el medioambiente, dejar el auto en casa y optar por alternativas como la bicicleta o el transporte público también ayuda a mejorar la calidad de vida en la ciudad. Es por ello que, para incentivar esta práctica, cada 22 de septiembre se celebra el Día Mundial sin Auto.

La académica del Departamento de Urbanismo de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Chile, Marie Geraldine Herrmann, asegura que, “en el contexto del cambio climático, resulta urgente desincentivar el uso del automóvil a partir de la planificación urbana, dado que los autos generan alrededor de un quinto de las emisiones de CO2”.

“Otras desventajas de los autos son que producen mucho ruido, lo cual genera estrés y afecta el bienestar mental de las personas. Además, los autos, al ser vehículos motorizados que circulan a velocidades altas, son parte importante de colisiones fatales (el año 2022 se registraron en Chile 86.050 siniestros de tránsito y 1.745 personas perdieron la vida)”, agrega la especialista en planificación y diseño urbano.

Por su parte, Rodrigo Mora, profesor de esta misma unidad académica, añade que es lógico cambiar el transporte para bajar las emisiones de gases contaminantes por dos razones: “una es medioambiental, que tiene que ver con la reducción de gases de efecto invernadero, y otro tendría que ver con la vitalidad urbana”.

El auto, en general, es muy depredador de la vida en las ciudades, hace que estas sean poco vivibles para las personas porque hace que las calles sean más peligrosas, porque es ineficiente en la cantidad de espacio que ocupa para la gente que se transporta”, indica el especialista en movilidad sustentable.

Planificación urbana sin autos

La profesora Marie Geraldine Herrmann sostiene que “debe incentivarse el transporte público, la caminata y el uso de la bicicleta en la ciudad, y desincentivar el uso del automóvil. Es decir, debemos pasar de un diseño de calles centrado en el automóvil a un diseño inclusivo para todas las personas, con énfasis en el transporte público, la caminata y los ciclos”.

“Los mecanismos para desincentivar el uso del automóvil son varios, e incluyen pagar peajes de circulación y tarificación vial. Por ejemplo, que los conductores paguen por entrar al centro de la ciudad y destinar estos ingresos al transporte público, las ciclovías y veredas. Otro mecanismo es reducir los estacionamientos en las calles, como lo está haciendo la comuna de Providencia en el Barrio Italia, entre otros”, detalla la académica.

Asegura, asimismo, que “claramente una de las medidas más importantes para desincentivar el uso del automóvil es mejorar nuestro sistema de transporte público, así como promover activamente desde la planificación urbana la caminata y los ciclos”.

En esta misma línea, el profesor Rodrigo Mora señala que “lo que uno tiene que hacer es incrementar la cantidad de ciclovías, transporte público y veredas. No estamos hablando solo de ciclovías, la movilidad activa tiene que incorporar transporte público, ciclovías y caminatas, porque son los medios más eficientes desde el punto de vista del uso del espacio”.

La profesora Herrmann recuerda también que “la caminata y andar en bicicleta genera múltiples ventajas para la calidad de vida de las personas. Caminar y cicletear son modos de transporte sustentable, y constituyen actividades físicas que mejoran la salud física y mental de las personas. Además, el peatón contribuye significativamente a la vitalidad de la esfera pública urbana y aporta a la seguridad de las veredas”.

Problemas locales por mejorar

La planificación urbana debe proyectarse desincentivando el uso de los automóviles, aseguran los expertos. En ese sentido, Marie Geraldine Herrmann es crítica al señalar que “los espacios públicos peatonales en Chile presentan una serie de problemas en su diseño que dificultan la caminata. Las calzadas suelen estar sobredimensionadas (7 m), mientras que las veredas están subdimensionadas, teniendo estas últimas en muchos casos un ancho de no más de 1,2 m (área pavimentada en calles locales). En otras calles –en especial en barrios de menores ingresos– las veredas ni siquiera existen o no están pavimentadas, y no cuentan con accesibilidad universal".

Para incentivar la caminata resulta muy importante mejorar nuestras veredas y construir veredas más inclusivas y anchas. Así, las veredas en calles locales deberían tener un ancho mínimo de 2,50 metros para que puedan pasar dos sillas de rueda o dos coches de guagua, y en las calles comerciales un ancho mínimo de 5 metros. Asimismo, es importante que se diseñen cruces más seguros para peatones y ciclistas, con rampas peatonales adecuadas, y tiempos semafóricos más largos para los peatones. Esto es particularmente importante para niños/as, mujeres, personas en situación de discapacidad, y personas mayores”, añade Herrmann.

La especialista en planificación y diseño urbano agrega que “respecto a las ciclovías es fundamental seguir ampliando nuestra red de ciclovías. Es particularmente importante construir ciclovías en nuestras calles principales, y en particular en aquellas calles con alto flujo vehicular y con buses, para que andar en bicicleta sea más seguro para las y los ciclistas”.

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