Se inaugura en FAU el ciclo de reuniones de campus que busca consolidar una cultura de calidad y colaboración

Se inaugura en FAU reuniones de campus de los Comités Locales de Autoev

La sesión dirigida por los profesores Gabriela Manzi y Juan Pablo Torres, como miembros de la Comisión Superior de Autoevaluación Institucional (CSAI), contó con la presencia del Decano FAU, Prof. Manuel Amaya, acompañado por Vicedecana FAU, Prof. Carmen Paz Castro, el Vicedecano de FEN, Prof. Enrique Manzur, el director Académico de la Facultad de Derecho, Prof. Francisco Agüero. Además, de los miembros de las comisiones locales del Instituto de Estudios Avanzados en Educación (IE), el Prof. Ernesto Guerra, del Instituto de Estudios Internacionales (IEI), la Prof. María Teresa Infante y de nuestra facultad, los profesores Luis Campos, quien preside dicha instancia, Daniel Opazo, Lorenzo Berg, Yasna Contreras, Humberto Eliash.

También estuvieron presentes el Secretario Ejecutivo de la Comisión Superior de Autoevaluación Institucional, Pablo Duarte, el Coordinador de Metodología, Cristóbal Feller y la Coordinadora de Calidad Externa, Constanza Prado. Las asesoras técnicas de la  Comisión Local de Autoevaluación Institucional FAU, Marion Reininger y Alessandra Altamirano, su par de la FEN Daniela Rebolledo, de IE Leonora Madariaga y de IEI, Valentina Flores.

Junto con el cumplimiento de exigencias formales, la jornada puso de relieve un cambio cultural profundo: la autoevaluación comienza a consolidarse como una herramienta estratégica para la toma de decisiones, el aseguramiento interno de la calidad y el desarrollo institucional de largo plazo. En este contexto, la FAU se posicionó como un referente, tanto por su trayectoria en estos procesos como por su capacidad de articular reflexión académica, participación comunitaria y proyección estratégica.

Durante la apertura del encuentro, se destacó el trabajo desarrollado por la Comisión Superior de Autoevaluación Institucional, valorando su capacidad para sistematizar, sintetizar y traducir información compleja de la Universidad en informes breves, claros y de alto estándar técnico. 

La sesión tuvo como propósito central compartir experiencias sobre la nueva metodología aplicada en los informes 2025, discutir las principales dificultades enfrentadas por las distintas unidades académicas y recoger aprendizajes orientados a mejorar los procesos de autoevaluación institucional. Estas reflexiones serán profundizadas en una jornada central programada para enero, instancia en la que se presentarán los informes finales ante las comisiones locales y las autoridades universitarias.

En este marco, se subrayó que la autoevaluación universitaria no es un ejercicio estático ni cerrado, sino una función en permanente movimiento, que requiere tiempo, dedicación y participación activa de autoridades, académicos, funcionarios y estudiantes. El solo hecho de destinar una mañana completa a discutir este tema fue valorado como un hito significativo, impensable algunos años atrás, y una señal concreta de avance en la instalación de una cultura de calidad.

Entre los desafíos se mencionaron la coordinación interna, la disponibilidad y sistematización de datos, y la necesidad de fortalecer la participación efectiva de las comisiones locales. Aun así, se identificaron avances relevantes, como el fortalecimiento de la investigación, la apertura de programas doctorales, el desarrollo de la vinculación con el medio, la actualización curricular y la creciente preocupación por la inserción laboral de egresadas y egresados, así como por la relación con sectores productivos y empresariales.

Desde otras unidades académicas se valoró especialmente el nuevo formato metodológico de los informes, en particular la subdivisión por áreas, que permitió distribuir mejor las tareas, democratizar el acceso a la información y reducir la sobrecarga de trabajo de las CLAIs. No obstante, también se identificaron dificultades asociadas a los tiempos de respuesta de algunas subdirecciones, lo que en ciertos casos retrasó la entrega de los informes finales.

FAU como anfitriona: trayectoria, diversidad y trabajo sistemático

En su calidad de anfitriona del encuentro, la Facultad de Arquitectura y Urbanismo destacó la relevancia de estas instancias como espacios de reflexión colectiva y aprendizaje interfacultades. La FAU subrayó que su Comisión Local de Autoevaluación Institucional cuenta con una trayectoria de trabajo sistemático, una composición diversa que integra representantes de los tres estamentos universitarios, de todas las unidades académicas y de una facultad externa, además de asesorías técnicas permanentes.

Esta configuración ha permitido instalar la autoevaluación como un proceso continuo, reflexivo y orientado a la mejora institucional, más allá del cumplimiento formal de reportes. Uno de los rasgos distintivos del trabajo de la CLAI FAU ha sido la generación sistemática de indicadores y verificadores, aun cuando estos no hayan sido exigidos explícitamente en los lineamientos metodológicos. El objetivo es contar con evidencias que permitan monitorear el avance de las acciones en el tiempo y distinguir entre iniciativas de alcance local y aquellas que dependen de instancias centrales de la Universidad.

El proceso de autoevaluación en la FAU contempla la elaboración de un borrador del informe, que es enviado previamente a las unidades académicas y a las y los consejeros de facultad. Posteriormente, el documento es presentado al Consejo de Facultad, instancia clave de retroalimentación y validación, donde se recogen observaciones, comentarios y sugerencias que son incorporadas antes de iniciar su fase de difusión.

Este énfasis en la validación interna ha permitido fortalecer la legitimidad del proceso y ampliar los espacios de discusión, favoreciendo una comprensión compartida de los desafíos y prioridades de la Facultad. Al mismo tiempo, se ha optado por capitalizar la información y el trabajo desarrollado en ciclos anteriores, evitando partir desde cero y abriendo mayores espacios para el análisis estratégico.

Desde hace varios años, la CLAI FAU ha impulsado una estrategia sostenida de socialización del informe, convocando a los tres estamentos universitarios y realizando presentaciones en departamentos, institutos, con el personal de colaboración y con estudiantes. Esta práctica ha permitido posicionar progresivamente el informe como una herramienta de autoevaluación y reflexión institucional.

Sin embargo, uno de los principales desafíos identificados sigue siendo la baja participación estudiantil, especialmente de pregrado. Si bien se han sostenido reuniones con directivas estudiantiles y representantes formales, generar instancias amplias, sostenidas y significativas de participación ha resultado complejo. A ello se suma la inquietud respecto de la incidencia real del informe en los procesos de toma de decisiones, una pregunta recurrente planteada por la comunidad universitaria.

Frente a estas preocupaciones, desde la FAU se reafirmó la convicción de que la difusión del informe es clave para instalar una cultura de mejora continua, generar expectativas institucionales y aportar insumos relevantes para la gestión académica y estratégica, aun cuando los efectos no siempre sean inmediatos ni plenamente visibles.

Integrantes de la comunidad FAU valoraron especialmente el carácter democrático del proceso de autoevaluación, destacando que, pese a las diferencias de opinión, ha primado el diálogo y la negociación. Se relevó la capacidad de la Comisión para trabajar con personas diversas, con jerarquía académica y trayectorias distintas, avanzando hacia acuerdos que fortalecen la institucionalidad y el proyecto colectivo de la Facultad.

Este enfoque ha permitido reconocer tanto los puntos comunes como las diferencias entre facultades, contribuyendo a una mirada más integral de la Universidad. La autoevaluación ha sido descrita como un proceso progresivo, que se construye en el tiempo y que permite aprender tanto de los aciertos como de las tensiones.

Uno de los temas que generó mayor reflexión fue la necesidad de evaluar los efectos de la eliminación de los puntajes de corte en el ingreso universitario. Desde una mirada crítica, se planteó que la Universidad aún no ha realizado una autoevaluación suficiente sobre las implicancias de esta medida en términos de selectividad, demanda de recursos administrativos, carga académica e infraestructura.

Si bien la equidad es reconocida como una oportunidad y un valor institucional, también se advirtió que implica costos reales para las unidades académicas, lo que refuerza la necesidad de un acompañamiento más sistemático desde el nivel central y de una mejor articulación entre políticas de admisión, recursos disponibles y exigencias académicas.

En paralelo al fortalecimiento de la autoevaluación, la FAU ha avanzado en la consolidación de una cultura de aseguramiento de la calidad, particularmente en el ámbito del postgrado. La Facultad cuenta hoy con una amplia oferta de programas acreditados, además de acreditaciones internacionales que han fortalecido su posicionamiento, facilitando la movilidad estudiantil, los intercambios académicos y la colaboración internacional.

Desde esta perspectiva, se subrayó que el valor de la acreditación no reside únicamente en el sello obtenido, sino en el proceso de sistematización, revisión y mejora interna que esta exige.

Colaboración interfacultades y desafíos futuros

Uno de los llamados más reiterados fue a profundizar la colaboración entre facultades y unidades académicas, compartiendo buenas prácticas, aprendizajes y también dificultades comunes. Se enfatizó la necesidad de superar la lógica de trabajo aislado y de reconocer que muchas veces existen experiencias exitosas en otras unidades de las que es posible aprender.

Asimismo, se planteó la conveniencia de ajustar los ciclos de autoevaluación, avanzando hacia procesos más flexibles que permitan dedicar menos tiempo al levantamiento diagnóstico y más al seguimiento efectivo de los compromisos asumidos.

La jornada realizada en la FAU fue ampliamente valorada como un espacio de escucha, aprendizaje mutuo y construcción colectiva. Más que una instancia para exponer resultados, se consolidó como un lugar para reflexionar críticamente sobre el sentido, los alcances y los desafíos de la autoevaluación universitaria.

El desafío central que emerge es avanzar hacia procesos de evaluación que tengan incidencia real en la toma de decisiones, en la asignación de recursos, en la calidad académica y en el posicionamiento institucional, tanto a nivel nacional como internacional. En ese camino, la experiencia acumulada por la FAU y por las distintas CLAIs busca contribuir a una discusión estratégica más amplia sobre el desarrollo futuro de la Universidad de Chile, reafirmando la autoevaluación como un proceso permanente, colaborativo y orientado al bien común.

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