La arquitectura al servicio de la comunidad: Miguel Lawner en la FAU

La arquitectura al servicio de la comunidad: Miguel Lawner en la FAU

La académica del Departamento de Urbanismo de la FAU, Mónica Bustos, dio inicio a una charla magistral destacando la oportunidad de compartir un encuentro cercano y dialogante con una figura clave de la arquitectura chilena. Miguel Lawner, ex alumno de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Chile en la década de 1940, fundó junto a su esposa Anita Bell la oficina Bell Arquitectos, desde donde desarrollaron numerosos proyectos habitacionales en Santiago y diversas regiones del país.

Durante el gobierno del presidente Salvador Allende, Lawner asumió la dirección ejecutiva de la Corporación de Mejoramiento Urbano (CORMU), institución que impulsó una política habitacional innovadora y de fuerte compromiso social. Tras el golpe de Estado de 1973, fue detenido y enviado a Isla Dawson, para luego ser exiliado en Dinamarca, regresando a Chile en 1984. A lo largo de su trayectoria, ha ejercido como presidente del Colegio de Arquitectos y se ha mantenido como un activo defensor del derecho a la vivienda y de la planificación urbana justa, participando en movimientos como Arquitectas y Arquitectos por un Chile Digno.

La charla, que buscó profundizar en el legado de la CORMU durante la Unidad Popular, fue abordada en un primer lugar desde la historia, en particular la experiencia de la reforma universitaria de 1946, protagonizada por estudiantes de la Universidad de Chile, quienes transformaron el plan de estudios de arquitectura. Este hito, según explicó Bustos, marcó un punto de inflexión en la enseñanza y práctica arquitectónica del país, influyendo posteriormente en todas las escuelas de arquitectura de Chile.

Reforma Universitaria de 1946: arquitectos conectados con la realidad 

Durante su exposición, el arquitecto Miguel Lawner recordó los fundamentos de la reforma universitaria de 1946, hito que transformó la enseñanza de la arquitectura en la Universidad de Chile. Explicó que en 1945 los estudiantes protagonizaron un prolongado paro en rechazo al carácter “reaccionario y anticuado” del plan de estudios, basado en el modelo de la École de París, completamente desconectado de la realidad social y económica del país, que por entonces vivía un acelerado proceso de industrialización y migración del campo a la ciudad.

El arquitecto ilustró la desconexión de la enseñanza de la época con un ejemplo: el proyecto de título de un alumno que debía diseñar una “Acrópolis de las Artes” en el Cerro Blanco, ejercicio que consideró “ajeno y absurdo para la realidad chilena”. Según Lawner, este tipo de formación no respondía a las urgentes necesidades urbanas y habitacionales de un país en transformación, donde persistían la pobreza rural y la falta de vivienda digna para los trabajadores.

Finalmente, destacó que la reforma se concretó gracias al respaldo del rector Juan Gómez Millas y al aporte del arquitecto húngaro Tibor Weiner, exalumno de la Bauhaus, quien colaboró con los estudiantes liderados por Abraham Schapira. 

“Nuestra generación fue la primera favorecida por este cambio revolucionario”, señaló Lawner, subrayando que la reforma de 1946 colocó a la escuela a la vanguardia de la enseñanza de la arquitectura en Chile, influencia que —dijo— “sigue inspirando los planes de estudio actuales”.

Corporación de Mejoramiento Urbano (CORMU) 

El arquitecto Miguel Lawner recordó que la Corporación de Mejoramiento Urbano (CORMU) fue creada en 1965, durante el gobierno de Eduardo Frei Montalva, con amplias atribuciones para planificar y dirigir el desarrollo urbano del país. Su ley orgánica le otorgaba funciones como urbanizar, remodelar y subdividir terrenos, además de proponer cambios a los límites urbanos y colaborar con municipios y privados en proyectos de mejoramiento. “Era un texto magnífico —destacó Lawner— con la autoridad para realmente dirigir el desarrollo urbano en el país”. Tras el golpe militar de 1973, la dictadura eliminó estas facultades, que fueron heredadas posteriormente por los SERVIU regionales.

Lawner explicó que, a diferencia de la CORVI, dedicada a construir viviendas nuevas, la CORMU tenía la misión de intervenir barrios existentes, con familias ya instaladas. Recordó que el primer gran proyecto fue la Remodelación San Borja, que implicó la erradicación de 300 familias del sector. 

“Cuando asumimos en el gobierno de Salvador Allende, prometimos que la renovación urbana sería en beneficio y no en perjuicio de la población residente”, señaló. Durante la administración de la Unidad Popular, la CORMU impulsó proyectos que priorizaron la permanencia de los habitantes originales, garantizándoles viviendas nuevas y dignas dentro de sus propios barrios.

Durante su exposición, el arquitecto Miguel Lawner recordó el ambicioso programa de vivienda del gobierno de Salvador Allende, que se propuso construir 100 mil viviendas en 1971, una meta inédita para la época. “Era una meta muy ambiciosa”, señaló, recordando que el gobierno de Frei Montalva había alcanzado 64 mil en su mejor año. Aunque las estadísticas oficiales reconocieron solo 79 mil, Lawner explicó que unas 20 mil viviendas rurales no fueron contabilizadas, pues hasta entonces no existían registros para construcciones en el sector agrario.“Estamos conscientes de que llegamos prácticamente a cumplir la meta de las 100 mil ”, afirmó.

Uno de los sellos distintivos del plan fue la participación activa de los pobladores. “Prácticamente todo el programa de 1971 fue preasignado”, explicó, gracias a un trabajo conjunto entre arquitectos, asistentes sociales y comunidades organizadas. Lawner destacó la figura del ministro Carlos Cortés, de origen obrero y militante socialista, a quien se rindió homenaje en la Villa San Luis, que lleva su nombre. La CORMU promovió la construcción en altura, impulsando conjuntos de cuatro o cinco pisos. “Fue importante persuadir a los pobladores de los beneficios de la edificación en altura”, comentó, recordando un afiche popular de la época que buscaba cambiar esa percepción, sobre todo con amplios sectores provenientes del campo que preferían las casas.

Entre los proyectos emblemáticos mencionó la Población Túpac Amaru en Recoleta —rebautizada San Cristóbal durante la dictadura—, destacada por su diseño comunitario con pasillos amplios y puentes entre bloques que fomentaban la vida colectiva. “Es admirable la vida que ha tenido hasta hoy esta población; las vecinas sacan sus sillas, conversan, preparan asados. Es lo que llamamos la calle elevada”, relató.

Lawner también resaltó el conjunto Cuatro Álamos, en Maipú, planificado con servicios integrales, como escuela, comercio, áreas verdes y espacios sociales. “Nunca más se volvió a hacer algo semejante en la historia de Chile”, lamentó, aludiendo a la pérdida de esa visión integral tras la dictadura. Finalmente, recordó que la Remodelación San Borja, iniciada antes del gobierno de Allende, fue culminada durante su gestión, con 18 torres terminadas y un parque central que aún se conserva, símbolo de una época en que la vivienda pública buscaba construir comunidad y dignidad.

El desafío de la Conferencia de la Naciones Unidas 

En marzo de 1971, el presidente Salvador Allende anunció ante una multitud en la Plaza de la Constitución que Chile sería sede de la Tercera Asamblea Mundial de la UNCTAD (Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo), evento que reuniría a más de tres mil delegados internacionales. El anuncio incluyó un enorme desafío: el país debía construir un edificio para albergar la asamblea en apenas un año, con fecha de inauguración fijada para abril de 1972. De inmediato, el mandatario convocó a un grupo de arquitectos —entre ellos Miguel Lawner— para decidir en pocas horas el lugar y responsable del proyecto.

Tras analizar diversas alternativas, los profesionales propusieron dos opciones: reutilizar una estructura inconclusa en el Parque Cousiño (hoy Movistar Arena) o levantar una nueva construcción en los terrenos de la Remodelación San Borja, recientemente adquiridos por la CORMU. Allende, con una visión política y simbólica, optó por la segunda alternativa, argumentando que la obra debía levantarse “en la Alameda, donde la vea todo el mundo”. Así nació el edificio de la UNCTAD III, hoy conocido como Centro Cultural Gabriela Mistral (GAM), construido en tiempo récord por arquitectos, obreros y funcionarios públicos.

El evento también impulsó una notable movilización ciudadana: ante la falta de capacidad hotelera, se organizó el alojamiento de los delegados en viviendas particulares y departamentos de San Borja, con la colaboración de sus futuros propietarios. Lawner recordó que esa experiencia fomentó un profundo sentido de vida comunitaria, reflejado en las actividades colectivas y la convivencia abierta entre vecinos. Sin embargo, lamentó que esa vocación solidaria y el carácter público de los espacios fueran erosionados tras la dictadura, cuando comenzaron los cierres y segmentaciones del conjunto habitacional.

Proyectos urbanos con vocación comunitaria

En su relato sobre los proyectos urbanos impulsados a comienzos de los años setenta, el arquitecto Miguel Lawner evocó la profunda vocación comunitaria que caracterizó a la Remodelación San Borja, uno de los emblemas del urbanismo del gobierno de Salvador Allende. El conjunto fue diseñado con circulaciones peatonales elevadas, espacios comunes con comercio local y zonas de encuentro vecinal, reflejando una visión moderna y colectiva de la ciudad. Sin embargo, con el paso del tiempo y el aumento de la delincuencia, esas conexiones fueron cerradas y las torres aisladas unas de otras. “Se perdió ese concepto de integración tan hermoso, consustancial con el nivel de sociedad que teníamos entonces”, lamentó Lawner, señalando que la dictadura y los cambios sociales desarticularon esa vida comunitaria.

Durante la planificación del proyecto, la Corporación de Mejoramiento Urbano (CORMU) integró elementos patrimoniales y sociales, respetando construcciones preexistentes como la antigua capilla de Carabineros y el mercado Juan Antonio Ríos —hoy sede de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Chile—, los cuales fueron incorporados armónicamente al conjunto. Este enfoque reflejaba la intención de conciliar modernidad y memoria urbana, creando espacios donde la vida colectiva, los servicios y la identidad barrial se desarrollaran de forma integrada.

Lawner también recordó la Remodelación San Luis, rebautizada tras la muerte del ministro Carlos Cortés, un ambicioso conjunto habitacional en Las Condes destinado a familias de escasos recursos. El proyecto se levantó sobre terrenos que luego serían transformados, tras el golpe militar, en el actual Parque Araucano y la ciudad empresarial de Las Condes. “Después del golpe no pudieron aceptar que existieran viviendas populares en un terreno tan privilegiado”, explicó el arquitecto, recordando que las familias fueron desalojadas y sus hogares demolidos bajo la administración municipal de Joaquín Lavín.

Una parte de los bloques originales de la Villa San Luis logró resistir las demoliciones gracias a la acción de exfuncionarios y arquitectos que lucharon por preservar su memoria. En 2019, tras largas negociaciones, se logró detener la demolición de uno de los edificios y acordar su transformación en un Museo de la Villa San Luis, actualmente en desarrollo. El futuro espacio buscará contar la historia de las familias que allí vivieron, su despojo durante la dictadura y la relevancia social del proyecto, considerado un símbolo de la vivienda digna y la planificación pública en Chile.

Finalmente, Lawner rememoró otros proyectos de gran escala desarrollados por la CORMU, como la Remodelación del Centro de Santiago Poniente, un plan urbano de 120 hectáreas que combinaba vivienda, equipamientos culturales, educativos y de salud con una red de espacios públicos interconectados. El proyecto, presentado a Salvador Allende en 1972, fue ampliamente reconocido en América Latina y publicado en diversas revistas de arquitectura. “Era una contribución formidable para Santiago, una ciudad pensada desde la integración social y el acceso equitativo al espacio urbano”, concluyó el arquitecto, destacando la magnitud y visión de esos años en que la arquitectura buscaba construir comunidad y justicia social.

Al finalizar la charla Miguel Lawner pudo dialogar con las y los estudiantes presentes.

Puedes  escuchar y ver la Charla Magistral completa haciendo click en la imagen.

 

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