El riesgo a enfrentar desastres se va construyendo poco a poco por las sociedades, ya sea por las olas migratorias, por problemas climáticos o pandemias como la que afecta aún al mundo moderno, de ahí que las naciones deben trabajar en cooperación con la sociedad para reducir los riesgos de desastres, consideró Carmen Paz Castro Correa, especialista de la Universidad de Chile.
Al dar inicio a los trabajos del Día Internacional para la Reducción del Riesgo de Desastres, organizado por el Seminario Universitario de Riesgos Socio Ambientales, la experta en la materia explicó que en su país se han creado redes de trabajo que están orientadas a reducir problemas sociales derivados del riesgo.
La investigadora recordó que el Día Internacional para la Reducción de Desastres fue establecido en 1990 por la Asamblea General de Naciones Unidas para promover una cultura mundial para la disminución de desastres, lo que incluye aspectos de prevención, mitigación y preparación.
Castro Correa reflexionó: “La innovación social llevada adelante por las distintas comunidades representa un ejemplo de acción adaptativa desde las bases de la sociedad, donde se desarrollan acciones que fortalecen el tejido social y conducen a un cambio en la gestión de riesgos. Esto debe ir de la mano con la descentralización de la gestión del riesgo y el fortalecimiento de los gobiernos locales para lograr una mayor autonomía”.
La subsistencia en peligro
Durante la charla Perspectivas Actuales para la Cooperación en la Gestión Integral de Riesgos de Desastres, la investigadora dijo que es fundamental tomar conciencia sobre las consecuencias que generan las lógicas de consumo que ponen en peligro la subsistencia desde una perspectiva de escala humana.
“Resulta una necesidad imperiosa mirar de qué manera nos relacionamos en los distintos mundos que estamos generando. Más aún es fundamental que dejemos de distanciarnos y dividirnos por teorías para comenzar a conectarnos y colaborar en un proyecto de mundo en común.”
La vicedecana de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Chile añadió que desde 2016 la ONU promueve la cooperación internacional para los países en desarrollo, especialmente debido a que las problemáticas suelen ser comunes en estas naciones.
Igualmente, mencionó que es necesario enfocarse en el riesgo y no en el desastre, pues este último es la materialización del riesgo, es cuando se lamentan las pérdidas de vida, económicas, de infraestructura, si seguimos poniendo el foco ahí estaremos en un ciclo que no termina nunca.
Ocuparse en reducir riesgos, dijo, habla de la prevención o resiliencia, la cual tiene costos mucho menores que los que se enfrentan cuando el problema afecta ya a una población o al mundo.
Respecto a las migraciones, precisó, se sabe que los recién llegados son población vulnerable, especialmente en sus primeros años de inserción al país, como es el caso de la población haitiana, a la que se suma el desconocimiento de las condiciones de riesgo, de las amenazas locales, la falta de redes de apoyo y un sinnúmero de problemas.
Expuso que, contabilizando todos los tipos de eventos naturales, se estima que alrededor de 8 millones de personas en Sudamérica fueron desplazadas internacionalmente entre 2000 y 2015.
Castro Correa señaló: “El alto índice de migrantes que ha llegado a Chile desde 2010 es algo para lo que el país no estaba preparado, no se han podido insertar bien, hay muchos que viven en condiciones de pobreza”.
La pandemia, apuntó, es un tipo diferente de desastre para el que nadie estaba preparado. En Chile puso al desnudo las condiciones de desigualdad, inequidad y la falta de preparación para acciones que afectan a todo el mundo, pues se evidenciaron las condiciones de pobreza, hacinamiento, el difícil acceso a la vivienda, la inequidad en acceso a los servicios de salud, etcétera.
Manuel Suárez Lastra, director del Instituto de Geografía, fue el encargado de inaugurar el encuentro. Destacó que los riesgos no son una cuestión unidisciplinaria, sino que se pueden ver desde perspectivas multidisciplinarias, interdisciplinarias y es necesario unir a quienes ven este tema desde la parte física, social, cultural o económica.
“La cooperación entre los diferentes sectores de la ciencia y la cooperación internacional son importantes para encontrar soluciones para su prevención.”
Ver el artículo original en la Gaceta de la UNAM