Ya en plena campaña electoral, la fiesta dieciochera de los -supuestos- 203 años republicanos va pasando sin que aun la ciudad logre prioridad en la agenda política. Entre más y menos ajetreos y la desolada espera de nuevos liderazgos representativos, la convocatoria para celebrar aniversarios de distinta índole, va abriendo opciones revisionistas para lo que hemos hecho, analizar lo que estamos haciendo y replantearnos necesariamente el país que soñamos construir para habitar.
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