Las zonas de sacrificio son entendidas como sectores donde se ha priorizado el establecimiento de polos industriales por sobre el bienestar del medioambiente y sus comunidades, incentivando situaciones de peligro o daño, como la exposición a alta concentración de contaminantes. En Chile, estos territorios se pueden identificar en diversas regiones, como Mejillones, Freirina, Huasco, Til-Til, Quintero, Puchuncaví y Coronel.
Frente a la necesidad de generar instancias para visibilizar esta problemática e impulsar un trabajo colaborativo entre Estado, universidad y sociedad civil, el viernes 12 de octubre se llevó a cabo el Conversatorio “El riesgo de vivir en zonas de sacrificio” en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo (FAU), que contó con la participación del Senador Guido Girardi, además de representantes de organizaciones sociales, fundaciones y organismos gubernamentales.
Durante el encuentro, organizado por el Programa de Reducción de Riesgos y Desastres (CITRID) junto a la Vicerrectoría de Investigación y Desarrollo (VID), los expositores dialogaron sobre el aumento del riesgo por el actuar humano, la falta de fiscalización en zonas problemáticas, la urgencia de una normativa legal robusta y el conflicto de intereses actual para la toma de decisiones.
De acuerdo al Senador y Presidente de la Comisión Desafíos del Futuro, Guido Girardi, “Chile carece de una política de ordenamiento territorial, pues no existe unión entre los diversos actores que inciden en la toma de decisiones. Además, la política ambiental es pobre de valores y principios, por lo que debemos seguir avanzando en estas medidas con una mirada mucho más amplia, direccionándola hacia la salud del planeta. Todo lo que sucede en el medio ambiente impactará en el ser humano y, en este sentido, las zonas de sacrificio evidencian un abandono total por parte del Estado. Debemos trabajar para seguir creando alianzas entre el mundo científico, las comunidades y el gobierno”.
Asimismo, el Vicerrector de Investigación y Desarrollo, Flavio Salazar, enfatizó que “el sistema chileno está capturado por una visión individualista y especializada, que no permite la transferencia del conocimiento a los problemas reales de la sociedad. Sin embargo, hay intención de vincular a investigadores de diversas disciplinas para abordar desafíos locales que también tienen impacto global. Es muy importante construir una opinión consensuada que elabore un plan de desarrollo social para que Chile no tenga vacíos legislativos en aspectos vinculados al medio ambiente. Como Universidad nos ponemos al servicio de los ciudadanos mediante la generación de conocimiento para el desarrollo del país”.
Zonas de sacrificio, una vulneración a los derechos ciudadanos
La Organización de Naciones Unidas (ONU) posiciona a Chile como uno de los países más vulnerables frente a los efectos del cambio climático, cumpliendo con siete de las nueve variables evaluadas. Además, entre 1960 y 2017 el país fue protagonista de 30 emergencias significativas como consecuencia de desastres naturales según registros del Ministerio del Interior. Esto ha motivado el desarrollo de herramientas para anticipar, planificar y reducir los peligros de la población, como la suscripción al Marco de Acción de Sendai en 2015, que define metas mundiales enfocadas en la gestión del riesgo hacia el 2030.
El Premio Nacional de Geografía 2013 y Académico de la FAU, Hugo Romero, señaló que “muchos problemas son forjados desde la aceptación social cuando la negligencia institucional o la malformación corporativa son aceptadas y normalizadas. La expansión de nuevos emprendimientos productivos instala la idea de que existen territorios vacíos o socialmente vaciables, con el fin de poner sus bienes naturales bajo el control de grandes empresas. El aislamiento, empobrecimiento, vulnerabilidad y baja densidad poblacional de estos sectores, facilita la instalación de un discurso productivista y excluyente que evidencia al territorio como locus del conflicto”, señaló el también integrante del CITRID en la conferencia inaugural, donde habló sobre incubación de desastres, ambigüedad en el diagnóstico del impacto y evaluación de justicia ambiental, entre otros.
En tanto, la Directora de la Fundación Terram, Flavia Liberona, participó en la primera mesa de discusión junto a la vocera de la organización Mujeres en Zonas de Sacrificio, Carolina Orellana, y la Consejera Regional de Valparaíso, Tania Valenzuela, visibilizando la situación de Quintero y Puchuncaví, ante la falta de regulaciones que resguarden el bienestar de sus habitantes. “El principal desafío es revisar y robustecer la institucionalidad ambiental con una mirada territorial e integral de mayor participación ciudadana. En estos sectores existen muchas resoluciones de calificación ambiental vía declaración, pero las operaciones principales de las industrias nunca han sido evaluadas y así nos damos cuenta que la normativa vigente es muy laxa. Necesitamos más material para que los ciudadanos puedan educarse, pero también debemos informar a todos los tomadores de decisiones para que entiendan estos problemas”, comentó.
La Vicedecana de la FAU, Carmen Castro, quien dio las palabras de bienvenida, expuso que “cada día aumentan los peligros en las zonas de sacrificio y debemos reaccionar rápido. Es momento de tomar las decisiones correctas y actuar en consecuencia, ya que no hay tiempo para diagnósticos. En muchas comunas el impacto de la industria termina desplazando a los pobladores, quitándoles el sentido de pertenencia a un hábitat que ellos mismos conformaron. Por ello es fundamental el ordenamiento territorial, pues permitirá evaluar la gestión del riesgo para construir zonas más resilientes y que resguarden el bienestar de la ciudadanía asociada”.
El académico Jaime Díaz, del Departamento de Arquitectura y uno de los organizadores por parte de la FAU, dio un discurso de apertura, donde invitó a reflexionar sobre el riesgo de vivir en zonas de sacrificio, "hoy nos preocupan zonas como Quintero y Puchuncaví, también deberían preocuparnos zonas como, Tocopilla, Mejillones, Huasco y Coronel. La comunidad científica debe pronunciarse y ponerse al servicio del país en la búsqueda de soluciones, pero también se ha comprobado que la participación de las comunidades es un elemento esencial para el desarrollo y puesta en práctica de políticas para reducir los desastres, sin participación ciudadana e información oportuna solo lograremos acrecentar las desconfianzas y agudizar los conflictos"
El conversatorio finalizó con una discusión entre la Fundación para la Superación de la Pobreza, el Departamento de Atención Primaria y Salud Familiar U. de Chile y la Fundación Proyecta Memoria, enfocada en la vulnerabilidad de vivir en riesgo. Los expositores compartieron investigaciones sobre la experiencia de niños y niñas en Puchuncaví; el perjuicio a la salud de las comunidades en zonas contaminadas; y la necesidad de formar a profesionales de diversas disciplinas para mejorar las normativas.